Hay algo extraño en los aeropuertos. Están llenos de movimiento, repletos de pantallas, números de puerta y cintas transportadoras de equipaje. Y, sin embargo, para muchos de nosotros, son lugares donde todo se detiene por un momento. Recuerdo ese momento en el Aeropuerto Internacional El Dorado de Bogotá. Me dirigía a Europa por primera vez, un sueño que había estado construyendo durante años. Llevaba una mochila un poco demasiado pesada, un pasaporte que parecía demasiado limpio y una lista de reproducción lista para despegar.
Y, sin embargo... no podía moverme.
Delante de mí estaba mi madre. Sostenía un café que no quería, mirando a todas partes menos a mis ojos. Esa mirada que tienen los padres cuando intentan no llorar, porque quieren que estés emocionado, no asustado. Nunca me he sentido tan pequeño y tan fuerte al mismo tiempo.
Usamos palabras como “libertad” y “escapada” para describir los viajes. Pero la verdad suele empezar antes. Mucho antes de que comience la aventura, hay una despedida tranquila y pesada. De esas que te dejan un vacío en el pecho.
Porque, por muy lejos que vueles, llevas contigo algo más que ropa. Llevas voces, abrazos, rostros. Las personas que te dijeron que te fueras, aunque les daba miedo. Todas las ciudades que visité después de eso tenían su belleza. Pero debajo de ella estaba el pensamiento de alguien a quien deseaba que pudiera verlo conmigo. En París, vi cómo se iluminaba la Torre Eiffel e imaginé a mi padre viéndola en la foto que le enviaría.
En Roma, grabé notas de voz para mi mejor amiga, tratando de llevar su risa a ese momento.
En Barcelona, comí sola y me di cuenta de la alegría que produce el simple hecho de compartir un plato.
Ese día en el aeropuerto me enseñó algo importante. Viajar no te aleja de las personas. Te permite verlas de otra manera. Te hace apreciar su presencia al sentir su ausencia. Ves algo bonito y piensas al instante: “Les encantaría esto”.
Caminas por calles tranquilas y oyes su voz en tu mente.
Descubres una nueva versión de ti mismo y comprendes tu lugar en casa con una nueva perspectiva. Marcharse no borra la conexión. La revela.
Hay algo que nadie te dice. Lo difícil no es aterrizar en un lugar desconocido, sino darte la vuelta por última vez en el aeropuerto. Es atravesar la puerta de embarque sabiendo que alguien a quien quieres se queda atrás. Pero esto es lo que he aprendido. No dejas atrás a las personas. Las llevas contigo.
En historias, en fotos, en la forma en que creces.
Y cuando regresas, no vuelves solo. Traes contigo algo más grande.
Traes una versión de ti mismo que no existiría sin ese adiós.
Fast, helpful, accurate
Help at check in, as it wasn't available at the site
Thank you very much for your help. Completely accurate your work
Excellent service by Luis Diaz. Thank you.
I was panicing because I had to change the dates of my flights back to Italy from Guatemala and I did not know how...
Luis Diaz messaged with me and gave me useful information about my daughter that will be traveling alone. He was patient and gave great info.
Luis’a servicié was grest , thanks a lot!
Thank you Luis Diaz for to help me ,i like the way do you give me the infomations
Today, December 24th, I was traveling with my two children on a flight from Cancun to New York. I encountered some issues while trying to confirm my booking,...
I want to thank you very much for your excellent service and for making my flight experience so pleasant. Your kindness and professionalism truly made a diff...
My husband and I live in Mexico City and today we were due to fly to Manchester to visit my family. Unfortunately, we encountered 3 cancelled flights during ...
The sercie was good and fast by olivia lopez.
Alex Fernández was Great, he was very helpful accommodating every request
Is nice to talk to someone that makes an effort to help. Ramiro is very capable.